lunes, 1 de diciembre de 2008

“Enamorados”

Porque me gustaría volver. Volver a la infancia y ver el mundo con el filtro de la inocencia.
Aquí os dejo el cuento titulado “Enamorados” de Rébecca Dautremer.


Érase una vez Ernesto, un niño a quien le gustaba mucho (fastidiar a) una niña.
A Salomé.

Y érase Salomé, la niña que fue a contar a su mamá todo lo queErnesto le había hecho.

Todo:
Le había tirado del pelo.
Le había quitado el sombrero.
Le había arrancado las gafas, a propósito.

Entonces, su mamá le dijo que sin duda Ernesto era un poco bruto y que
seguramente lo que le pasaba era que quería jugar con ella, pero no sabía
cómo decírselo.
Y mamá le dijo también que Ernesto, sin duda, estaba enamorado de ella.

En el recreo, Candela dijo:
-¡enamorado de Salomé!
Y ¿qué es estar enamorado?

Salomé tampoco sabía qué era aquella cosa morada.

Guillermo lo que sabía era que se cae, se cae rendido de amor.

Salomé se había caído muchas veces de la bicicleta,
¡pero de amor, nunca!

-¡Los enamorados son cosa de los cuentos!-dijo Mateo
-¡Ah, sí!
-Con príncipes y princesas.
-¿Con vestidos muy bonitos?
-¿Y espadas?
-¿Y reyes?
-¿Y reinas?
-¡Y dragones!

-Entonces, ¿los enamorados son de mentira?-preguntó Salomé.

Nicolás creía que cuando alguien está enamorado se pone triste,
le da como vergüenza y se le pone la cara roja.
-¡Es estar hipnotizado!-dijo Lucas.

Salomé comprendió, entonces, que estar enamorado es volverse un poco loco...

La pequeña Micaela había oído algo de un rayo que te atraviesa.
-¡Es de fuego!
-¿Y quema?
-¡Es un relámpago!
-¡Es una tormenta!-
¿Entonces llueve?-preguntó Lorena.

Y Salomé llegó a la conclusión de que ¡hay que llevar paraguaspara estar enamorado!

Pero Tomás dijo que estar enamorado es una cosa del corazón.
-¿Quieres decir que te duele el corazón?
-¿Y te da fiebre también?
-¿Y no puedes hablar?
-¿Entonces te pones enfermo?

-¡Qué cansado debe ser el estar enamorado!-suspiró Salomé.

-¡Hay que ser dos para estar enamorados!-aseguró Lucas.
-¿Y uno solo no se puede?
-¿Y tres?
-¿Y cuatro?
-¡Ah, ahhh, todos enamorados!

-Pero por fin, ¿cuántos tienen que ser?-preguntó Salomé.

Ana sabía que estar enamorado es para casarse, sin duda.
-Es para los señores.
-¡Y para las señoras!
-¡Es para los papás y las mamás!

Entonces, ¡hay que ser mayor para estar enamorado!-pensó Salomé.

-¡Puff! estar enamorado,eso no pasa nunca.-suspiró Leonardo.
-¡Sí que pasa, cada día!
-¡Y es para siempre!
-¿Y para cinco minutos no?
-¡No!, ¡es para toda la vida!

-¡Oh!, pero eso es demasiado tiempo, ¿no?-dijo Salomé.

-¡Estar enamorado es algo muy importante!-decretó Manuela.
-¡Es para la profesora!
-¡Es para tu mejor amiga!
-¿Entonces, es sólo para chicas?
-¡Claro que no!

-¡No!, ¡es sólo para chicos!-gritó Salomé.

Serena soltó una risita...-¡Los enamorados se dan besos!
-¡Y se dan la mano!
-¡Estar enamorados es para hacer bebés!
-¡Uhh, uhhhhhhh!

-Por casualidad no habrá que ir desnudo para estar enamorado? -sugirió Salomé

-Enamorados...¡es estar como en un sueño!-dijo Jacobo.
-¡Es como flotar en el cielo!-añadió Mauricio.
-¡Con flores!
-¡Y tener alas!

Y Salomé concluyó que para estar enamorado hay que ser un ángel.

Entonces llego Ernesto (el enamorado) para traquetear, una vez más, a
Salomé, y tirarle la cartera y pisarle el abrigo, a propósito.

¡¡¡Y nadie dijo una palabra!!!

Y Salomé pensó ¡que sus amigos tendrían que explicarle a Ernesto,
urgentemente los que significa estar enamorado!

lunes, 5 de mayo de 2008

Carta de Leire a Javier en Piedras

Enhorabuena por ese novio medico que te has echado, no muy guapo, pero con una nariz grande , aficionado a Mafalda como tu y melómano


Pues a ver cuando me hacéis una visita, tu y tu novio, para que os de el visto bueno...


Lisboa es rara, es una ciudad en la que tengo recuerdos de cosas que no he vivido, pero eso me hace ir despacito, más tranquila, con dos dedos, torpe pero acertando las letras que quiero dar, estoy tranquila por fin; al menos no siento que me muero por dentro, eso es bueno, no?.


Y tengo ganas, pequeñas, pero ganas de empezar otra vez y olvidar que esta y cualquier ciudad esta a veces tan triste como yo y notar que estoy cambiando, aunque solo sea un poco, bueno, si es mucho mejor.


¿Has visto que egoístas nos volvemos cuando estamos solos? Espero que tu novio el médico tenga cura para el egoísmo, ¿tú crees que nos enamoramos solo para no estar solos?.Yo creo que me he enamorando de un chico, bueno de su cogote, me encanta el cogote de un conductor de tranvía que no conozco.


Espero que lo que tengas ahora sea lo que siempre soñaste tener, ¿dónde irán los sueños cuando no los conseguimos?, porque a algún sitio tienen que ir, aunque creo que al final los sueños no son más que una excusa, pero una excusa muy gorda; son la excusa para vivir.


Por eso a veces se convierten también en la mirada nostálgica de lo que nunca fuimos; ¡qué putada!,Javier. Asumir que nunca serás lo que siempre deseaste, ni esperarlo siquiera, ¡joder!. Deseo, deseo, deseo.


Quiero con todas mis fuerzas ser feliz y con eso hacer también un poquito felices a los que me rodean, eso es lo que siempre quise.


¡Ay que bien, que bien Lisboa!, Javier.

Beso

sábado, 5 de abril de 2008

¿Por qué escribimos?

"Uno se mete a escribir porque no fue capaz de pegarle a un chofer que lo puso en evidencia, porque no destrozó los platos en un restaurante, porque no se enfrentó a un policía loco que insultaba a su novia, porque no le dijo a su madre lo mucho que la amaba y detestaba, porque no escupió a un profesor que decía que la tierra era redonda, porque se dejó ganar el puesto en la fila del cinema, porque no tiene oficio ni beneficio, porque piensa que es una forma fácil de hacer fama y dinero, porque si lo hacen mamarrachos como García Márquez y Mutis uno también puede hacerlo, porque no es bueno para los números, porque no quiere ser médico ni abogado, porque está ardido, porque odia a la gente y quiere insultarla.



(…)




Uno se mete a escribir porque no sabe boxear ni tiene agallas, porque tiene los dientes torcidos y no puede sonreír como quisiera, porque para los impotentes de toda índole no hay otro camino, porque todos los feos escriben o asesinan y uno no es capaz de matar una mosca, porque escribir da importancia, porque para que a uno le digan escritor no necesita hacerlo bien y para que le llamen hijoputa no importa si su madre es una santa, porque tiene miedo de quedarse a la deriva sin hacer nada, porque no puede beber cada noche, porque ama a Dios pero odia las sociedades sin ánimo de lucro, porque no tiene novia, porque no hay emociones sino insultos, porque en su casa no hay tele y la radio se averío, porque la mujer del vecino es un bombón, porque tiene miedo de quedarse calvo y por eso evita los espejos. Uno se mete a escribir porque no se atreve a asaltar un supermercado, porque ama a una mujer y ella es la novia del chico listo de la cuadra, porque no hay suficientes revistas pornográficas, porque quiere hacer algo más que cagar y masturbarse, porque no es el chico listo de la cuadra ni el chico fuerte ni el gracioso, porque afuera lo cascan, porque su madre grita todo el tiempo, porque no hay ilusiones ni luz al final del túnel, porque su mente vuela bajo y nunca será otro Ciorán, porque no tiene valor para saltar, porque no quiere la esposa fea que merece, porque tiene miedo de morir sin haber probado un bello culito, porque no tiene padre, amigos o fortuna, porque no tiene el modo de escupir de Clint Eastwood, porque se atasca entre una y otra intención, porque érase una vez el amor pero tuve que matarlo.Lo bueno es que escribir no sirve para nada de lo que uno quiere. Escribir es un límite, un dolor, un defecto más. Lo bueno es que después de hacerlo te sientes pésimo. Nada ha cambiado, todo sigue en su sitio (salvo tu jodido cabello), Pelé no vuelve a la cancha. Lo malo es que escribes y Pambelé cae a la lona vapuleado por un gringo, un maldito gringo que estuvo preso por golpear a su madre. Lo malo es que Pambelé no es la madre del ringo y – por más que escribes – sigue tirado. Lo bueno es que escribes y sigues soñando con la mujer del vecino, sueñas que la tienes agarrada por ls orejas hundiéndole los pelos. Lo malo es que escribir no cura tus deseos asesinos, que asaltar un supermercado sigue siendo tu objetivo imposible. Lo bueno es que escribir es otra forma de cagar y masturbarte. Lo malo es que lees a grandes autores pero sólo Buwoksi te llega. Lo malo es que un día la chica linda se entera que escribes y no deja que se la hundas hasta el otro lado de la muerte. Lo malo es que escribir sirve para todo lo que tú no quieres”
Capítulo de "Érase una vez el amor pero tuve que matarlo" de Efraim Medina Reyes