1. Porque arrastra mala fama, porque nadie los quiere. No tienen nada que
hacer frente a, por ejemplo, un Jueves o un Viernes, los niños bonitos de la
semana.
2. Porque son lentos y largos, días pensados para dejarte llevar. Los otros
días te llevan a tí.
3. Porque, como escribe Elvira Lindo en “El País" “Llevamos
impreso en la memoria el calendario escolar". Y a mí eso me gusta: repasar
si los deberes están hechos me parece sano.
4. Porque es día de rituales.
5. Porque los domingos se
escucha al cuerpo más que ningún otro día: si quiero almorzar a las 4 está
permitido, si entra sueño, hay siesta…
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